Futbol mexicano
Motivo de celebración fue ayer el que la selección de México le ganara a Colombia en cuartos de final. Primero la sub 17 y ahora la sub 20. Unos dicen “México cambiará” “Este es el verdadero México”.
En un post anterior escribí defendiendo a mi México pues lo señalaban de violento por su gente pero ¿de verdad creen que el futbol cambiará la mentalidad de los mexicanos?
Yo no veo futbol. Me da mucho coraje en primera saber cuánto dinero le pagan a esos jugadores para verlos “medio jugar”. Sí, así piensan aquí desgraciadamente. Somos la nación del “medio”.
Medio estudiamos. Medio comemos. Medio leemos. Medio opinamos. Medio hacemos las cosas. Medio gobernamos y tantos medios más que toda nuestra vida está regida por la medio-cridad. Las pocas personas que no aplican el “medio” en sus vidas son aquellas que tienen empresas, que son directores, que inclusive y para no explayarnos más, ni siquiera están en este país, radican en Alemania, España o en nuestro vecino del norte.
Ahora bien, unos chicos de 17 años nos demostraron al ganar la copa del mundo, que si uno lo desea y lucha con todas sus fuerzas alcanzará su meta y su triunfo. Bien por ellos. Y así debemos levantarnos todos los días. Pero, ojo, no por ver un partido de futbol voy a decir: ”excelente, a partir de hoy pongo una venda en la cabeza para tener un actitud de excelencia todo el día”. Ojala fuera así pero por experiencia les digo que no es tan fácil.
El hábito de ser mejor se adquiere con el paso del tiempo, es algo con lo que uno debe lidiar todos los días. Es algo con lo que inicias en la escuela deseando y luchando con ser el mejor, sacar las mejores calificaciones. Sí, es retándote contra ti mismo en contestar los exámenes de algebra en el menor tiempo posible, en levantar la mano en el salón de clases, tanto, que el maestro ya ni te pele sabiendo que siempre contestas bien. Que tus trabajos y tus tareas sean siempre impecables.
Que la excelencia no la aprendes leyendo en libros de autoestima, ni en conferencias costosas, no, porque es algo que cada uno de nosotros lo sabemos, lo tenemos en nuestro interior, solo hace falta que alguien más te lo diga para que te sacuda y lo pongas en marcha.
Simplemente es hacer las cosas correctas, de la mejor forma posible y siempre dando más y lo mejor de ti. Así de simple. No más no menos. ¿Qué si yo he sido siempre así? No. Muchas veces me he equivocado y en el camino he caído. Pero aquí estoy escribiendo este post para invitarlos a no ser indiferentes, a que poco a poco seamos mejor cada día.
Los números por si solo nos dicen todo: ¿Cuánto lee un mexicano? Un libro por año, por año, mientras que en otros países a lo menos leen doce libros por año, uno por mes. Sin palabras pero esto lo dejo para otro post. Hoy para explicarles con más detalle les voy a poner dos ejemplos que viví en carne propia:
En un trabajo anterior teníamos la costumbre de recibir a jóvenes necesitados de elaborar sus prácticas profesionales. A mí me tocó capacitar a dos de ellos. Llevarlos con los usuarios para dar soporte de Sistemas y Hardware. Les juro que cierto temor pasaba en su mente cuando les pedía que contestaran el teléfono, y no era porque temieran el levantar el auricular diciendo “Tatanka búfalo, yo tener miedo de aparato que timbra”, no, no era por eso, sino que temían el qué preguntarían y si serían capaces de ayudar o quedar mal. En una de esas tantas veces que atendíamos en una fábrica lejana les pregunte si leían. Ellos contestaron que leían lo necesario para su carrera profesional pero no más allá de esto. Yo les relaté lo magnifico que era leer aventuras y experiencias ajenas, y aunque tal vez nunca navegaríamos en un barco pirata, o nunca fuésemos prisioneros en un castillo antiguo, o que nunca cabalgáramos huyendo de pistoleros, indios coleccionistas de cabelleras o de vampiros sedientos de sangre podríamos tal vez aprender o evocar estos momentos con situaciones similares y podrían ayudarnos. Les recomendé algunos autores y novelas. Poco tiempo después los dos terminaron sus prácticas y cambiaron su empleo en otro lugar.
Pasaron los años, a los dos me los encontré y no saben cómo habían cambiado. Leían bastante, creo que hasta me ganaron en lectura. Uno de ellos fan de Stephen King, el otro fan de libros históricos. Ambos crecieron y se desarrollaron como personas superando a muchos de los que aún mantenía contacto. De verdad que el leer eleva tu espíritu y tu mente por encima de aquellos que no lo hacen sin importar credo, estudios ni nacionalidad.
El otro caso fue que el parque industrial convocó a su torneo de futbol soccer, como cada año lo hace, y que levanté la mano para “dirigir” óigase bien, dirigir el equipo. Y fue un equipo nuevo, nuevos jugadores, nuevo nombre, nuevo “director”, jeje.
La temporada dura 7 meses con 30 equipos, así que antes de que esto iniciara los insté a que corriéramos una vez por semana (me incluí), a que practicáramos una centena de sentadillas para endurecer las piernas y abdominales para amarrar la parte central del cuerpo. Todos rieron nerviosamente y nadie hizo nada al respecto.
Después de la mitad de partidos jugados y con un terrible “peor es nada” nos reunimos a platicar y analizar qué era lo que estaba sucediendo. Les comparto lo tratado en esa reunión:
Les pregunté ¿Les gusta el futbol? Todos contestaron pos sí. Yo les dije que no lo creía, después de verlos esos meses jugar yo les aseguraba que a ninguno de ellos les gustaba el futbol. Bueno sí, corregí (es de sabios cambiar de parecer) les gusta el futbol pero verlo en la tv con sus caguamas en la mano bien frías porque de jugar nada. Mitad de tiempo que aquí son treinta minutos y ya no dan más, la panza de embarazados ya no les permite seguir además de su condición de Policía municipal menos. Les aclare rotundamente que si les gustaba “jugar” futbol se notaría inmediatamente pues su cuerpo así lo gritaría, tal vez no un Terminator o un Salvavidas de Miami, no, un cuerpo normal que no tuviera esa sandia hinchada por vientre. Por lo menos que duraran el partido sin babear como mi perro cuando tiene sed.
Aquel que algo le gusta lo muestra con todo su ser, así de simple y de sencillo. Y para colmo estábamos en un “torneo” tuve que explicarles lo que la palabra significaba de que no se trataba de un partido llanero sin importar si perdían sino que se trataba de llegar a finales como lo veían el tv. Pues bueno, después de tantos corajes ni siquiera brincamos a octavos y solo fuimos carne de cañón para el resto de equipos (hicieron puntos a lo grande con nosotros).
Como cierre no quiero que entiendan que para ser mejores debemos leer y jugar futbol como campeones nada más, no, debemos luchar día a día para ser mejores en todo lo que hacemos que nos ayude como individuos (no vayan a salir que por eso es el mejor en tomar tequila o cerveza), incluyendo alimentar nuestra alma y espíritu con la lectura, y a nuestro contenedor, nuestro cuerpo con el ejercicio.
Y por si tenían dudas respecto al “me gusta el fucho” ahí les van unas imágenes:
Ánimo amigos que todo es alcanzable siempre y cuando así como lo deseamos, con esas mismas fuerzas, se luche de todo corazón. No importa si tenemos un inmenso y largo camino por delante, si damos el primer paso ya avanzamos, ya es uno menos de los mil, cien o millón que nos queden por delante.
¡Ánimo! Buen inicio de semana.
No porque México gane ningún campeonato seremos mejores, eso es cosa de cada quien, es más fácil conformarnos que tratar de salir adelante.
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo en que casi no leemos, leemos y mucho lo que pasa que la mayoría de la gente lee revistas o cosas de las que no se aprende y así pues no hay manera.
Un saludo.