Pez Tigre Goliat
Te acercas a la orilla del río. Tus amigos ríen y chapotean en el agua muy cerca de ti. Haces lo mismo invitado por las frescas aguas, y es que el sol de ese lugar hace que la ropa se te pegue al cuerpo. Quieres quitarte el polvo de los pies y piensas en miles de justificaciones que pasan en tu mente en un milisegundo. Así que te decides y entras al agua sin importarte la ropa, total, hace tanto calor que en menos de media hora se seca por completo.
El agua te llega a la cintura. Está fría. Se siente muy bien. No puedes ver el fondo porque la corriente agita la tierra haciéndola turbia, de tonos cafés. Sobre el suelo pisas ramitas, piedras planas que son alisadas gracias a la fuerza del río que sigue su cauce. Te zambulles por completo para disipar el calor en la cabeza.
De pronto, sientes un dolor tan intenso en una de tus piernas que causa el reflejo de doblar tu cuerpo, prácticamente en ponerte en cuclillas. Alcanzas a tocar algo grande, un pez. Gritas. Pides ayuda. Tus amigos te ven con incredulidad pero al ver tu rostro sus ojos muestran miedo. Vuelves a gritar porque a pesar del dolor quieres salir del agua.
Al principio crees que fue un cocodrilo. Pero no, no puede ser. Debiste verlo venir entre las aguas. Por lo menos la coraza de su espalda roza la superficie y al estar tan acostumbrado a esos lugares donde es muy común verlos debiste haberlo visto cuando se acercaba a ti.
No. Es el Namba. Sí, el cuento de miedo que las ancianas relatan a los niños chiquitos para que no se acerquen a las aguas de los ríos durante la noche. Dicen que los brujos al morir se convierten en Nambas y persiguen a sus enemigos hasta matarlos a mordiscos. Otros cuentan que por medio de maldiciones los brujos mandan a los Nambas a matar a aquellos que les quieren hacer daño. Pero la verdad es que muy pocos los han visto y muchos han sentido sus filosos dientes en su propia carne. Niños que chapotean en el agua, mujeres que lavan la ropa o los trastes en el río, ancianos que se bañan, muchos de ellos han muerto bajo los ataques de los Nambas.
Pero ¿qué fue realmente lo que te mordió? Se le llama Pez Tigre Goliat. Piensa por un momento el porqué le dicen Tigre y aparte Goliat, ajá, el gigante que luchó contra el rey David. Este pez habita únicamente en las aguas de los ríos Congo, Lualaba y en los lagos Upemba y Tanganica, todos en África. Mide metro y medio cuando es adulto y pesa más de 70 kilos. Tiene 32 dientes similares a navajas y cada diente con una longitud de una pulgada. El aspecto más temible de este pez es su similitud con los monstruos marinos prehistóricos.
Tus amigos logran sacarte del agua y temeroso volteas hacia atrás para ver a tu atacante pero lo único que queda tras de ti es un largo manchón rojo que rápidamente el río se lo lleva hacia las partes bajas de tus tierras. Antes de recostarte alcanzas a ver tu pierna, que de una mordida el pez arrancó impecablemente todo musculo de la pantorrilla izquierda, dejando a la vista el hueso y el tobillo. Sientes un mareo y pierdes la conciencia creyendo que es por lo que acabas de ver, pero la verdad es otra, más bien acabas de morir por la enorme cantidad de sangre que perdiste ante el ataque de este terrible pez.
Uy qué horror, si con esos dientes vaya que la mordida debe ser letal, así cómo no temer el meterse al agua en ciertos lugares, aunque ahora creo que será en toda clase de lugares ¡rayos! :(
ResponderEliminar¡Qué horror! Me desmayo nada más ver sus filosos dientes y esa boca que asusta.
ResponderEliminar:(