Oruga carnívora

 

Alguna vez alguien comentó lo afortunados que somos los humanos al tener la fauna y flora que nos rodea. Siendo más específicos, ¿qué pasaría si los insectos tuvieran un tamaño proporcional al hombre? Sin duda alguna seríamos ganado para ellos, simple alimento.

Hemos visto insectos conocidos por todos nosotros feos, violentos y articulados para cazar y matar: arañas, escorpiones, hormigas, avispas, pero ¿han visto una oruga? Generalmente cuando escuchamos la palabra oruga la relacionamos con aquellas viejas caricaturas de Katy la oruga, tan tierna, tan dulce y siempre ayudando a los demás. Yo recuerdo el jardín de la abuela, colocando largas hojas verdes de lechuga, que a la mañana siguiente larvitas pequeñas casi transparentes se convertirían en enormes y gordas orugas verdes. Qué verde, tan intenso, tan… verde que permanecía un buen rato viéndolas como devoraban parte por parte de la hoja.

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Ahora imaginen lo siguiente, entre el genérico de las orugas, existe una entre ellas, digamos que del ganado, una de ellas es un león. Su cuerpo es el de una oruga, pero seis largas y puntiagudas patas le crecen cerca de su cabeza, donde unas quijadas prominentes le sirven para devorar la carne de sus presas. Al igual que sus congéneres esta oruga simula su entorno con el tono de su piel pero a diferencia de ellos, no es para pasar desapercibida de la mirada de sus cazadores. No. Es para ella camuflajearse en el entorno y cazar a las inocentes presas que tocan su peluda espalda percibiendo su movimiento. Al instante, y de un solo golpe, gira rápidamente ofreciendo su abrazo mortal.

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Cual película de horror si esta oruga viviera entre nosotros en tamaño hombre. Muchos caerían ante el abrazo de este insecto, para luego ser devorado lentamente, vivo.

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