Relatos hiperbreves IV

libro10 ¡Vale! Aquí les va la última tanda, y no por eso la de menos valía.

Espero sus comentarios respecto a estos increíbles relatos.

Tiranía y Libertad

Inocentes… Aquellos que se han levantado y al ver los escombros tienen miedo, pero ilusión, pues la masacre terminó, buscan entre la tierra a sus héroes caídos. Héroes mutilados, ensangrentados, pero libres… Libres de esa tiranía que los oprimía, de la injusticia de los grandes que su vida despojaban, les esclavizaban, les humillaban.
Lejos del mundo globalizado, en la sierra madre, un poblado indígena. Viven ahí 30 personas que no hablan español —practican aún el Náhuatl— viven en chozas de madera y adobe, viven del campo y del trueque, pero el gobierno federal los ha esclavizado, llevándose sus cosechas, violando a sus mujeres y matando a sus hombres. Años han sido de abusos pero hoy ya no mas…
Cierta tarde los militares llegaron al poblado, sus armas y camuflajes no esperaban que hombres entre matorrales con machete en mano se abalanzaran contra ellos, rebanando sus cuellos y dejando sus cuerpos inertes sobre la tierra, saltaban de los árboles, atrás de las rocas y entre las cosechas, cayeron 9 militares, pero una ráfaga de plomo les llovió, mujeres y niños refugiados estaban en cuevas no muy lejos de ahí, solo se oía la sinfonía de la guerra, balazos, gritos… muerte.
Pasaron las horas… ¿O quizá días? No sabían, pero su cometido habían logrado, decir: ¡YA BASTA¡ ¡NO MAS ABUSOS!… Los sobrevivientes recogieron los cuerpos y les hicieron ofrendas, eran héroes, guerreros ancestrales…
“ Y con su sangre regaron sobre la tierra la semilla de la libertad

Autor: Ketzlk Fantastica.

Inocentes palomitas

Muchas se amparan sobre los robles del parque, otras indagan en vuelo sobre el cielo paradisíaco; alados e inocentes ángeles, el sueño de toda ratita. Algunas las veo descender, gorjean hambrientas hasta encontrar la ayuda, que de forma afanosa luego devoran. Inmediatamente abandonan la espantosa necesidad de estar abajo, remontan a su cielo inescrutable, felices y seguras.
Veo entonces, brincando sobre la rama de un roble, una palomita de belleza inimitable, coordina sus movimientos y luego se eleva en vuelo. Majestuosa e imponente. Pero la palomita no indaga abajo, permanece indiferente, revoloteando en el cielo. De pronto, una viscosidad se desprende, mira el horizonte con sus densos ojos, luego cae ferozmente y ¡plaf!, sobre mi rostro ¡Qué asqueroso!, si parecía tan inocente ¿Cómo preverlo?
Pero las palomitas son así, solo tienen ojos para el cielo, no les concierne la fortuna de sus regalitos.

 

Autor: Ronald.

Días de otoño

Me encanta el otoño, ese olor que dejan las primeras lluvias en el aire frío, el vago intento del sol de arrojar algo de calidez en esos rayos diáfanos que acarician todo lo que tocan. El fino roce del viento, ora leve y sereno, ora recio y fuerte, pero siempre con ese toque húmedo característico, que te hace cosquillas en la nariz cuando inspiras profundamente. ¿Y el ambiente? Sales con un chaquetón y tienes calor, y al quitártelo sientes el frío arremetiendo contra ti, pero resulta tan agradable en ocasiones que incluso prefieres su compañía. Son días de lluvias incontroladas, castañas asadas y chocolate caliente, tardes de juegos y atardeceres mágicos. Paseos en alamedas, bajo un dosel de rojos, amarillos y ocres danzarines, escuchando el crujir de las hojas secas bajo tus pies, formando una alfombra mullida y en ocasiones húmeda de la cual surgen, como habitantes del submundo, una multitud de setas, todas diferentes y únicas. Es entonces cuando algo te roza, sientes el murmullo del viento sobre las copas de los árboles y una lluvia de hojas cae a tu alrededor, surcando las corrientes de aire otoñal en inocentes cantos a la vida, pero también a la muerte. A la vida que surgirá de su sacrificio y a una muerte que no es un final, sino un comienzo; lejano e intangible que espera el resurgir de una nueva y gloriosa primavera.

 

Autor: Lynkx.

El acreedor

Era famosamente odiado, muy temido por muchos, respetado por otros. Pero un poblador, quien más lo odiaba y maldecía, ya no podía resistirlo; el acreedor le había quitado todo, todo. Quería matarlo, quería vengarse, quería cobrarle por todos los inocentes que había embaucado.
Una noche, se dirigió a la casa del acreedor con un cuchillo en la mano y una botella de ginebra en la otra. Descubrió al llegar que la puerta estaba abierta, debía sospechar, pero no lo hizo. Entro y subió las escaleras hasta el cuarto donde debía estar su víctima, y allí estaba; durmiendo. Afirmo el puñal y con un ebrio balanceo hundió la hoja contra el frío pecho. No sintió nada, le dio otro sorbo a la botella y entonces lo noto: un puñal contra el vientre de la víctima, otro en su pierna; un frasco de veneno en el piso, la silueta de un hachazo en la cabeza, un balazo en la frente.
Súbitamente las sirenas comenzaron a escucharse, al momento ya estaban subiendo las escaleras. El victimario se sintió aliviado, no era culpable, tampoco inocente; bebió calmado otro trago de ginebra, quería terminar pronto la botella.

Autor: Ronald.

¿Sumisión?

El oso, el perro, la rata y el burro se reunieron en el concilio del bosque. Estos animales, llamados también “Los Cuatro Reyes”, estaban profundamente disgustados con lo que estaba ocurriendo.
—No podemos dejar que los humanos penetren más, están demasiado adentro —dijo el perro.
—¡Ya sentirán mi furia aquellas viles criaturas! —exclamó el oso.
—Tranquilidad, señores —ordenó la rata con ecuanimidad—. Sabemos que estos seres deben retroceder, ya que ingresaron en un territorio que no les pertenece. Recomiendo prudencia, es peligroso enfrentarse a ellos.
—Bien dicho, amiga rata, bien dicho... —decía el burro aplaudiendo.
—Hay que hacer algo, pero no se... —empezó el perro, pensativo— ¡Sí sé! Podemos poner a algún espía entre sus huestes. Pero... ¿Quién puede hacerlo?
Todos se quedaron mirando al perro, y después de intercambiar algunos susurros entre sí, dijeron al unísono:
—¡Tú!
El perro aceptó. Entonces, este rey de la naturaleza llamó a sus amigos caninos mediante diversos heraldos; que eran mosquitos, libélulas, ratas, pájaros o otros perros. El mensaje era el siguiente: “Acérquense a los humanos, sírvanles, jueguen con ellos... lo que les pidan. Luego, infórmennos de todas sus actividades.”
De manera que las personas comenzaron una fructífera relación con sus nuevas mascotas. ¡Qué inocentes eran, confiando ciegamente en una especie que otrora fue su enemiga! Los perros reportaron toda actividad humana a los “Cuatro Reyes” durante mucho tiempo, hasta que llegó el día y el nido y la madriguera quedaron vacíos. Se escuchó un grito de terror. La guerra comenzaba...

Autor: Mithrandir.

Flautista

Alrededor del fuego, los niños oían atentos las palabras del sabio que narraba una historia fantástica:
“En las cavernas de Neli, en los valles de Khief, moran las aves kutli, guardianas de la flauta de jade, fabricada por Llirek, un dios despiadado, cruel y manipulador. Esta flauta podía transformar la conciencia y la prudencia en ira, odio, deseo…
Llirek quería corromper a los Seth`s. criaturas inocentes, frágiles, llenas de armonía, pero con gran sabiduría y manejo de los elementales.
Fausto el errante, era una criatura sin dios, que fue el único portador de la flauta, vaya que fue caótico ese hecho, al no saber de su poder pasaba por los poblados, vagando y tocando su melodía.
El viento llevaba las notas a los oídos de quienes los escucharan: animales, plantas, criaturas… perdían el control, matándose unos a otros, desmembrándose.
Detrás de él dejaba un rastro de sangre, murieron cientos, lo que hoy es Uyme, antes era el valle de la paz, ahora solo un desierto marchito, olvidado… por culpa de la flauta de jade.
Como se termino la maldición de Fausto el errante? – Pregunto un niño, temeroso.
Nunca acabo. Aun esta en Neli, rodeado de Aves Kutli, tocando, esperando el momento en que las aves le dejen salir, para poder vagar nuevamente… eso nunca pasara, las aves son sordas y no duermen, el día que se canse y sea devorado esa amenaza terminara pero la flauta por siempre existirá”.
Jajajajaja – Termina el anciano el relato con una macabra carcajada.

Autor: Keltzk Fantastica.

Escribir

—¿Qué haces?
—Escribo.
—¿Alguna gran historia? ¿Un romance tempestuoso con un final mordaz al estilo de Romeo y Julieta? ¿Una aventura de piratas? ¿Un viaje a algún planeta lejano?
—Un poco de todo eso y a la vez nada.
—¿Cómo? La verdad es que no entiendo. Si no escribes algo interesante ¿quién querría leerlo?
—¿Ves? Ese es el punto, escribo para mí y solo para mí. Tal vez es una historia oscura con vampiros o un asesino psicópata que persigue a un grupo de jóvenes inocentes; o tal vez a un príncipe que ha perdido su derecho al trono por una traición, o mil cosas más.
—¿No quieres que lo que escribes sea reconocido?
—No, yo soy feliz al escribir, me relaja y acompaño en sus viajes a mis personajes, comparto con ellos sus victorias y sus derrotas, sus carencias y su abundancia; con ellos viajo y me pierdo en lo infinito de mi imaginación. Esa es la razón principal de porqué escribo. Al sentirme satisfecho con las palabras que brotan de mi pluma no me preocupa en lo más mínimo si alguien lee mi obra o no.
—¿No sientes esa curiosidad de saber si tu historia le gustara a la mayoría?
—No, si alguna vez mi historia trasciende estas paredes la única forma en que el lector capte la verdadera esencia es que lo sienta exactamente cómo yo lo he sentido, y para que eso se logre, debo adquirir la habilidad de los grandes, escribir con el corazón.

Autor: Ahuizotl

Suerte

¿Dónde me encuentro? ¿Qué sucedió? Recuerdo el cajero que se encuentra cerca de la casa, necesitaba efectivo y… Lo sé, me atacaron por la espalda, fue un asalto o… No, no puede ser, estoy atado y no me puedo mover; siento mi sangre correr en el lado derecho de mi rostro, cae hasta mi barbilla, parece ser una herida por arriba de mi ceja y no puedo abrir el ojo. Algo cubre mi rostro, estoy inmóvil sobre una silla y mis manos están atadas por detrás de mi espalda.
¿Qué ocurre? Un secuestro, seguro quieren más dinero. ¿Cuánto tiempo llevo en este lugar? No lo sé.
Mis manos, no las puedo mover, están tan apretadas las ataduras que la sangre no fluye a través de las venas. Percibo el hedor de mis propios orines, quiere decir que ha pasado más de dos días.
Una punzada de dolor proviene desde mi mano izquierda, pero no puedo mover los dedos, ¿Qué es ese sonido? Son disparos, no puedo gritar, algo cubre mis labios. Escucho gritos y alguien dice “somos inocentes”, los disparos son más allá de esta habitación.
Escucho pasos y más gritos. Alguien abre la puerta de esta habitación e intento moverme. Dios, si este es mi final que sea sin dolor.
Alguien levanta lo que cubría mi rostro y la luz es intensa, escucho una voz que me dice: “Tiene suerte, los demás llevan más de cinco días muertos”.
¿Suerte? ¿Suerte de regresar en un día común a casa?

Autor: Ahuizotl.

 

PD: ¡Felicidades a todos los autores! Gracias a Rob por crear un concurso de esta magnitud y a cada forero por participar.

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