Fraccionamiento contra el fin del mundo.

Leí un reportaje que me causó varios sentimientos: al principio me provocó risas y después descontento.


Les explico brevemente de lo que se trata:

Resulta que un grupo de italianos, si, de la parte norte de la península ibérica, se mudaron a México, exactamente a un poblado llamado Xul, sobre cerros y entre la selva, cerca de un antiguo asentamiento maya, en el estado de Yucatán.

En este poblado se está levantando un fraccionamiento residencial con casas específicamente construidas para sobrevivir al “fin del mundo”. Si, así como lo oyen.

Son casas con el triple o más de espesor en los muros. Inclusive hasta realizaron pruebas de que el fuego no traspasase el muro.

Es una miniciudad auto sustentable, es decir, su energía es solar, cuentan con cultivos de árboles frutales y ahora están excavando para obtener agua potable de los pozos subterráneos.

Está bien, cada quién puede creer en lo que sea. Que caiga en lo ridículo por el excesivo temor para que seas capaz de dejar tus raíces para habitar en la selva, eso si, con comodidad pues el fraccionamiento no carece de lujos ni excentricidades, eso ya es diferente, pero sigue siendo un asunto personal.

Lo anterior fue el chiste, pero… digamos, ¿cómo consiguieron el terreno? ¿Quién otorgó los permisos para la construcción de este fraccionamiento con características especiales? Y no lo pregunto por envidia, no, simplemente porque: primero, se supone que las selvas de Yucatán son reservas ecológicas; así es, ¿Cuántos árboles talaron y cuántos ecosistemas destruyeron para construir? Repito, se supone.

Segundo, ¿cómo es posible que extranjeros, llámese ciudadanos externos al país sea posible que como si nada, establezcan un “poblado italiano”? y mira que no tengo nada contra los italianos.

La constructora de dicho proyecto es mexicana, claro, han de recibir un pago exuberante por sus servicios. ¿Gobernación? Naaaa, solo contestaron que “aquí cada quien es libre de creer en lo que quiera”, excelente, digna respuesta de un servidor publico.

Este es mi descontento. Cualquier cosa, por más inverosímil que parezca, se puede lograr y hacer en México. Ni quien les cuestione, ni quien les diga nada, y les aseguro que ni papeles oficiales de estadía permanente tienen.

¡Que bárbaros! Tan bonita nación y tan nefastos gobernantes… que le hacemos, pero celebremos juntos este “Bicentenario”.

Salud para todos.



Si quieres saber del reportaje está en: http://www.eluniversal.com.mx/notas/703954.html

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