Jasón y los argonautas
Creada en el año de 1963. Una película que representa mi infancia. Recuerdo haberla visto muchas veces, y no porque contáramos de un DVD, una video casetera. No. Eso no existía en aquellas épocas. Afortunadamente la pasaban por lo menos una vez al año en un canal local, y siempre era en Domingo por la tarde. La mayoría de veces en blanco y negro, era un lujo tener una televisión a color. Por fortuna amigos que visitaban mis papás contaban con una, y en ese día pasaron mi película favorita.
Jasón decide reclamar su trono pues un villano mata a su padre y se queda con el reino. De bebe es transportado lejos de ahí para sobrevivir pero cuando crece sabe que tiene que luchar por lo suyo. Pero para lograrlo necesita conseguir el vellocino de oro. ¿Qué es un vellocino? Según el diccionario quiere decir cuero curtido de modo que conserve la lana de la oveja o carnero. Lo que entiendo es que era una prenda muy común en épocas muy antiguas. Pero este vellocino no era cualquiera. Contenía poderes mágicos, sobrenaturales, capaces de curar cualquier herida y de proteger a su portador de la terrible muerte.
Decidido a conseguirla reúne un grupo de jóvenes atraídos por la aventura. Argos, el mejor carpintero del reino, y qué decir, el mejor creador de barcos, hace uno a la altura de dicha empresa. Honrando a su creador Jasón llama a la magnífica embarcación Argos, y aquellos que la manipulan en las aguas les llaman los argonautas.
Hombres como Hércules se unen a la expedición, y muy pronto les esperan increíbles aventuras como la visita a una isla con enormes estatuas que toman vida. Cómo recuerdo es escena. Cuando Hércules abandona el tesoro y al salir corriendo de los pies de una estatua, ésta le mira girando su cabeza al chirriar del metal.
Más adelante se encuentran con un ciclope. Con el mismo Poseidón que los protege durante el paso entre unas montañas. Con un dragón de cien cabezas. Con un ejército de calacas con espada y escudo en mano. También recuerdo mucho a las arpías que le quitaban la comida a un anciano ciego.
Si ahora la ven seguramente notaran los muñecos de plastilina o detalles que degradan la película. Claro, acostumbrados a los efectos de hoy nada del pasado es bueno. Pero si se imaginaran que lo que están viendo es con lo mejor de aquella época, tal vez las chingiñas que no permiten la entrada de luz en sus ojos permitan apreciar la belleza del cine de culto.
Es una de las películas que deberíamos ver antes de morir. Es un must de la cultura general y de conocer lo que generaciones pasadas disfrutábamos en casa.
Salud para todos.
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