Jacobo Zabludovsky
Ayer lamentablemente falleció Jacobo Zabludovsky. Si colocas su nombre en
Google verás el anuncio e información de lo acontecido en todos lados. Gran pérdida
para su familia y para aquellos que lo veíamos.
Escribo en relación a él porque muchos años estuvo ahí, en
la caja mágica cada noche durante muchos años. Se puede decir que desde que
tengo uso de razón hasta mis 26 años de edad, cada noche si no lo veía por lo
menos escuchaba que alguien más lo estaba viendo: mis abuelos, mis papás, los
tíos, en la tiendita, en el súper.
Era parte de lo cotidiano, de lo que crees siempre será
porque siempre ha sido así, porque no ha cambiado, como la Carabina de Ambrosio
o Chiquilladas. Todos nos hicimos a la idea del final de 24 Horas cuando salió
del aire a finales de los 90s, según porque una coordinación de noticieros que
muy excelente iba a ocupar ese espacio y pues jubilaron al señor.
Se extrañó por mucho tiempo su voz, la música de entrada, su
rostro y las noticias que daba, hasta que lo inevitable nos alcanza: lo
superamos, lo olvidamos y lo sustituimos con otras cosas.
Recordando el
noticiero y por supuesto, este personaje me viene a la mente lo ocurrido en San
Juanico cuando estallaron los tanques de gas aniquilando a varias colonias o
barrios del DF. Yo vivía cerca y aún impregnado por el olor de gas observé las
noticias en la TV de mis abuelos, con quienes habíamos huido muy al norte de la
ciudad, con el sr Jacobo en las calles con paredes oscurecidas y personas carbonizadas.
Recuerdo el terremoto del 85, en las
noticias también estaba él, caminando por las calles a un lado de los edificios
derruidos, en un hospital, entrevistando a los valerosos héroes que se metían
por estrechos orificios en las ruinas para rescatar a niños, mujeres y hombres.
Fue parte de mi vida, parte de mi crecimiento. Estaba ahí,
en la caja de luces hablando y entrevistando. A veces con sus auriculares
gigantescos y al último sin ellos. Era parte de todos, como mis abuelos, que al
igual que cuando murieron me di cuenta que las cosas indudablemente, cambian.
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