Risas y lagrimas

 

2013-06-17 20.22.56

Ayer cene una hamburguesa de esas tan grandes, que aunque te disloques la quijada no te entra. Pues a duras penas me la refiné y ya saben, como a eso de las tres o cuatro de la mañana el malestar me despertó. Y vaya de las cosas que se le ocurren a uno. Como que a esas horas el cerebro trabaja de más y a lo sonso.

De pronto imaginé, sí, imaginé que uno no está panzón nada más porque sí, no señor, todo tiene algo de fondo. Tres hombres gordos, panzones, de brazos velludos y mameys, con delantales blancos y gorras tipo chefs sudadas y sucias cortaban con grandes machetes y cuchillos una enorme hamburguesa que descansaba sobre una larga mesa, y todo esto sucedía dentro de mi panza. Por eso estoy panzoncito y pachoncito.

El más fuerte de ellos se limpió el sudor de su frente con el delantal y señalando los hornos de piedra mencionó: ¡Ya basta! No puedo más. Hace demasiado calor en este lugar.

Me asombré de pensar que yo también tenía calor y mi estomago lo sentía aun lleno. me levanté con mucha pesadez y me refiné una botella de agua. Qué descanso. Vi a los apestosos chefs sonreír al entrarles el agua de lleno, apagando los hornos y remojando la carne dura de la hamburguesa. El pedo del final fue el escape de los vapores de los hornos.

En mi alucine hasta pensé en crear nuevas historias para el blog: las aventuras del indio Camufe, un pobre diablo que lo bajaron a tamborazos del cerro del Chichiquihuite para que se pusiera a estudiar y se le quitara lo zángano, con eso de que los ninis están de moda, y lo peor de todo es que se siente descendiente directo de Moctezuma, y por lo tanto, sangre pura recorre sus venas. Lo que no sabe es que es del grupo más común, el O positivo, como el resto de la raza.

Voy a crear más historias de Padawans de las Star Juars. Y un día de estos me voy a parar frente a un grupo de personas sonrientes a contar chistes o decir jaladas como las que acabo de escribir. Capaz que lleno bares.

Lo peor de todo es que empecé a recordar la pesadilla de la noche anterior, cuando de la nada, de esas pesadillas que a huevo se cuelan en el sueño y no lo puedes evitar, que mientras platicaba con alguien me decía algo de una niña que había fallecido. Se me puso la piel de gallina. En eso veo que mis zapatos cambian de lugar. Pongo más atención y veo una manita pálida que sale del suelo y cambia de lugar uno de mis tenis. En mi sueño, no que si es real me cago. Desperté temblando y he evitado preguntar si algo a pasado en esa habitación. Total, si no te enteras todo queda en malos sueños.

El pasillo de la foto como me da miedo. Siento que las gemelitas del resplandor van a estar observando desde el fondo. Por eso mejor ni veo, solo corro a la puerta y me encierro.

Comentarios

  1. Ah, te ocurre a ti también el fenomeno de la creatividad por indigestión.

    Quedé con antojo de hamburguesa con éste relato.

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