El Alacrán y el aprendiz

Alacranes-en-Pehuajo

Un aprendiz de monje caminaba perdido en sus pensamientos entre los pequeños riachuelos que surcaban la frondosa hierba debajo de piedras tan anchas que asemejaban techos de antiguos y naturales monasterios.

-Debes ayudar a los demás como si de ti mismo se tratase –pensaba una y otra vez. Ni siquiera el eterno golpeteo de las gotas que caían de la roca a los riachuelos lo distraía ni un instante.

Entonces un movimiento le hizo perder la concentración. Algo se agitaba dentro del agua, a la mitad de un pequeño estanque, y que al estar siempre liso como un espejo las ondas de la agitación atrajeron su atención de inmediato.

Un alacrán de gran tamaño había caído en el estanque y por más que luchaba y se esforzaba por avanzar para salir del agua, su ancho cuerpo lo hacía hundirse irremediablemente. Sus delgadas patas no eran suficientes para empujarlo, ni siquiera sus fuertes y enormes pinzas lo mantenían a flote.

-¡Ayudar!-pensó para sí el aprendiz, y sin pensarlo metió la mano y sujetó al alacrán.

Al sentirse a punto de morir el alacrán arremetió contra aquel que lo sujetaba atacándolo con su cola.

El aprendiz soltó al animal al percibir el agudo dolor del aguijón y éste cayó al agua ahogándose nuevamente. Asustado el joven sacó del agua una vez más al alacrán y sin esperar a tomar aire el animal volvió a atacar con su cola.

Atraído por el auch del aprendiz y el golpe en el agua del animal un monje de edad avanzada se acercó a ver de cerca lo que sucedía. Antes de escuchar las sabias palabras de su maestro el aprendiz de inmediato aseveró:

-Mi naturaleza está en ayudar, y eso es lo que hago. Si no lo saco del agua morirá pero si lo intento me picará

-La naturaleza del alacrán está en picar-contestó el monje quien tomó una hoja larga que descansaba sobre la hierba, se la acercó al animal y ayudado por sus tenazas se sujetó de ella. El monje los depositó a ambos sobre una roca seca y limpia. El alacrán de inmediato corrió hacia el sol-. Jamás cambies tu naturaleza a pesar de que alguien no quiera ser ayudado, o seas traicionado o rechazado; simplemente hazlo con más cuidado.

Salud para todos.

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